El Aborto y el Control de la Natalidad

Introducción

En un mundo tan atribulado por el espectro apocalíptico del hambre, las guerras, la desocupación, la superpoblación, la inestabilidad y la destrucción de la unidad familiar y las injusticias sociales a más de otros males, revélase como una obsesión salvadora, la paternidad planificada por medio de los anticonceptivos y el aborto, como medios eficaces de controlar la natalidad en pro de una planificación familiar.
Es en muchos aspectos teórico-idealísticos cuestionable la hipótesis de que la solución de los problemas de la humanidad estén precisamente en la planificación del número mínimo de integrantes de la familia.

La religión con sus conceptos dogmáticos sobre la ética de la vida del derecho inalienable que tiene el ser para nacer, y los principios morales con que ha reglamentado toda esta ética divina de la vida y la procreación con sus respectivas sanciones sobrenaturales para todos aquellos que quebranten las leyes doctrinales, ha venido a sumarse al conjunto de flagelos terroríficos, derivando e impactando con un sentimiento de compunción en todos aquellos que, agobiados por las presiones socio-económicas han evitado la proliferación familiar con la represión planificada de la procreación, originando traumas psico-culturales en la sociedad.

En un mundo espiritual de tal ofuscamiento intelectual como el nuestro, por su tradición mística, es muy difícil conseguir que la luz de la razón esclarezca los muy nobles pero inconvenientes principios religiosos establecidos arbitrariamente por el hombre, en el nombre de un Dios del que malamente conocemos vagas referencias y que ni siquiera sabemos los principios primarios de su creación, ni los fundamentos éticos que la dimensión creadora de Lo Dios tenga sobre estos aspectos.

No existe, en verdad, testimonio alguno que dé referencias de las disposiciones divinas sobre esta materia. Tampoco existe referencia de que alguno de los enviados del Creador haya manifestado normas al respecto. Todo cuanto se argumenta y fundamenta sobre la ética de esta materia se reduce al orden intelectual idealístico de los teóricos (teólogos) bajo un carisma de iluminación con deducciones que son inconcordantes con la realidad científica del proceso biológico y ético del ser.

Dada la permanente dualidad ideológica del ser, es lógico e inevitable que todos los análisis y planteamientos que se hagan en pro de una solución de la problemática social de supervivencias, deriven en polémicas con facetas de incompatibilidad moralística. Pero los Septriónicos creemos que el hombre -gracias a la ciencia- irá conociendo cada vez más las características tanto constitutivas como funcionales de lo Dios hasta integrarse -en el futuro- la mística, la ética y las ciencias, en una sola luz esclarecedora de la verdad de la existencia del ser y del mundo que le rodea.

El aborto es la expulsión violenta del vientre materno de un feto humano vivo que, por su insuficiente desarrollo, no puede vivir separado de su madre. No se considera aborto la craneotomía, embriotomía y otras operaciones legales semejantes realizadas para matar al feto; tampoco es aborto si el feto está muerto en el vientre de la madre, y en general no se considera aborto si no hay la intención dolosa de los interesados para privar la vida del ser por intereses y temores de enfrentar las responsabilidades socio-civiles que la crianza de un hijo significa.

El aborto no puede ser ubicado dentro de los sistemas de control de la natalidad, porque éstos se realizan mediante los anticonceptivos que actúan antes de la fecundación del óvulo.

En el Septrionismo, creemos que efectivamente el aborto es un delito que debe sancionarse jurídicamente a más de la sanción ética y moral que ya conlleva en lo espiritual; pero a diferencia de las creencias religiosas predominantes, consideramos que hay un período embrionario, no fetal aún, que puede ser utilizado como etapa de control de natalidad sin que pueda ubicarse dentro de las consideraciones del aborto.

Para comprender mejor nuestra posición permítasenos fundamentar los siguientes puntos:

Alarmante Progresion Geométrica del Índice de Natalidad

Si por un lado tenemos la alarmante progresión geométrica del índice de natalidad, en un mundo que tiene deficiencias tanto en la producción alimenticia como en la utilización y aprovechamiento de tierras laborales, sin haberse preparado con el debido tiempo para amparar y enfrentar a corto plazo un excesivo aumento de población que inevitablemente sucedería si no se controlase la natalidad; por otro lado tenemos que, paralelamente al fenómeno de superpoblación aumenta el índice de desocupación como consecuencia del progreso industrial mecanizado y por el exceso de trabajadores no tecnificados, a más de las injusticias sociales que la mala planificación socio política aportó a nuestro mundo.

Si observamos el panorama de la problemática social con mentalidad de estrategas pragmáticos, llegaremos a la conclusión de que el idealismo de la justicia social y de la redistribución de los derechos de propiedad, la conquista del desarrollo y la igualdad socio-económica (sea bajo cualquier doctrina) son, sino una utopía, sí, inevitablemente, una realidad de consecución a muy largo plazo. Lo que si es una evidencia incuestionable es el fenómeno de la explosión demográfica, porque día a día lo estamos comprobando, y no es sensato perder el tiempo en polémicas o luchas sociopolíticas, sin controlar y eliminar preventivamente el fantasma de la superpoblación, porque si hoy no somos capaces de mantener un mundo de justicia social y económica ¿Que nos hace pensar que mañana, con el triple de población y necesidades vayamos a lograrlo?

En consecuencia, surge efectivamente la tesis de la paternidad planificada, como una esperanza que mitigue nuestra ya agobiante y angustiosa desesperación por la miseria y el hambre que viven nuestros hermanos menos favorecidos tanto en los países subdesarrollados como de las zonas marginales de las grandes ciudades desarrolladas.

Factores Psico-Afectivos

El absurdo fenómeno psíquico del aislamiento personal en medio de las masas sociales, con su secuela de características negativas como son la hipocresía, los convencionalismos, los intereses creados y la agresividad como medio de defensa personal, inducen al hombre moderno a buscar y encontrar en la vida sexual un refugio afectivo, un darse de sí mismo sin esperar más compensación que ese cariño compartido. Mientras más estados de depresión, ansiedad o euforia y alegria experimente en su soledad social, más identificación y comprensión necesita en su intimidad afectivo-sexual.

Si en el principio de la existencia del hombre, fue el instinto reproductor de la naturaleza el que mediante los estímulos olfativos-aromáticos del órgano genital femenino, impulsaron al hombre a la cópula procreadora de su descendencia, con el correr del tiempo, la higiene, los cosméticos disimuladores de las emanaciones orgánicas, la lucha por la vida, el placer de la relación sexual sin entrega amorosa de los interesados y la superpoblación, modificaron las razones primarias del coito en una necesidad fisiológico-afectiva que no conllevaba el deseo de la procreación.

Por otro lado, considerando la persistencia sexual del hombre, la mujer se vió impulsada inconscientemente a proporcionar la satisfacción afectivo-sexual al hombre aún contra las necesidades de su propia naturaleza para evitar ser reemplazada por otra hembra. Es posible aceptar, así mismo, que la persistencia sexual del hombre se haya debido al temor de poder ser reemplazado por su hembra. Esto modificó los códigos biológicos sexuales derivándose en la realidad actual de la cohabitancia carnal permanente de la mujer y el hombre con el consiguiente peligro de la procreación no deseada.

Sistemas de Control de la Natalidad

La incuestionable realidad de que es indispensable una planificación de la procreación, para equilibrar el plan familiar en concordancia con la problemática socio-económica, ha determinado que tanto en los niveles religiosos como en los socio-políticos se acordaran métodos de control que permitieses la procreación planificada. Entre los métodos más importantes tenemos:

a: El método del ritmo (de Ogino Knaus)
La religión, basándose en que, el principio ético de que toda interrupción del proceso fetal es contra natura (entendiéndose por feto humano desde el momento de la fecundación), por lo tanto delictivo, recomienda el llamado método del ritmo, que consiste en la abstinencia de las relaciones sexuales durante el período de fertilidad femenina, es decir, que mediante una tabla de control de ritmo del proceso menstrual, se efectúen las relaciones carnales durante los nueve días anteriores y posteriores a la menstruación, absteniéndose de hacerlo en los 10 días intermedios que son los del período de fecundidad ovular.

Inconvenientes de este método:
A más de las derivaciones que resulten de la frustración de la necesidad psico sexual, debemos considerar que por estadística se sabe que casi un 80% de las mujeres adolecen de retardos en los procesos menstruales que hacen imposible la aplicación del método, con los consecuentes trastornos y peligros de embarazos involuntarios.

b: Usos de preservativos:
Existen preservativos tanto para hombres como para mujeres, pero no son del agrado de las mayorías por las molestias e irritaciones que producen, a más de no ser una garantía por cuanto son numerosos los casos de embarazos.

c: Anticonceptivos químicos
Son los diversos preparados químicos a base de progesterona, testosterona y estrógenos que tienen la facultad de inhibir la ovulación, evitando así la posibilidad de fecundación. La experiencia y las estadísticas demuestran que efectivamente se evita la concepción. Cada día que pasa se conocen nuevas variedades de compuestos esteroides que son poderosos inhibidores de la ovulación. Hasta se habla de que muy pronto se fabricará una variedad para uso masculino, considerando que el sistema hormonal del hombre es más simple que el de la mujer y que lógicamente ofrecerá menos riesgos.

Inconvenientes:
A pesar de que los fabricantes y simpatizantes tanto profesionales como consumidores se empeñan en tratar de convencer de que este método no ocasiona trastornos colaterales indeseables en el organismo femenino, hay sobradas razones para desconfiar de su uso, porque es de lógica elemental el comprender que la provocación inhibitoria de un mecanismo orgánico que fue creado para realizar una función específica en concordancia estructural con el resto del cuerpo, tanto en sus reflejos hormonales, como en los del sistema nervioso tiene que producir trastornos. Particularmente, y sin pretensiones de considerarnos autoridades en la materia, estamos completamente convencidos de que el uso exagerado de estos antifertilizantes, predispone y presiona sobre el sistema orgánico genital y reflejos estructurales, para la proliferación de neoplasias y procesos hipertróficos del plexo genital. El aumento de incidencia de estos males uterinos y de las mamarias, que nos demuestran las estadísticas, a partir del uso libre de los anticonceptivos es ya una referencia de la que no debemos ignorar sus efectos. Y paralelamente a esta alarmante proliferación de neoplasías, tenemos también el aumento aterrador de los trastornos psicológicos de la mujer. Creemos así mismo, que no existe ninguna razón para no dudar de los efectos genético-hereditarios que tendrán que experimentar los hijos procreados de madres que hicieron uso periódico o transitorio de estos esteroides.

d: Dispositivos anticonceptivos intra-uterinos (D.I.U.)
Existen de varios tipos, pero los más usados son el espiral y la doble "S". Este último es el que más se recomienda en la actualidad y se afirma, estadísticamente, que más del 90 % de las personas que lo usan evitan el embarazo. Aún no existe una opinión definida de cómo actúa este dispositivo sobre los órganos, pero se sabe que el útero al tener un cuerpo extraño en su cavidad, segrega sustancias "anticuerpos", que en el momento de la fecundación del óvulo, cuando cae del ovario, no encuentra ambiente donde adherirse y es expulsado al exterior, impidiéndose con esto, el embarazo.

Inconvenientes:
A más de las lógicas reacciones orgánicas del rechazo del cuerpo extraño, se sabe que debido a las presiones y roces que se producen durante las cópulas, causan ulceraciones, irritaciones y rasgaduras que invadidas por las secreciones de anticuerpos predisponen dichas ulceraciones a infecciones de imprevistas consecuencias. Creemos que la diferencia de los efectos entre los anticonceptivos químicos y los D.I.U. sólo estriba en los efectos psicológicos, pero no en los biológicos.

Existen otros anticonceptivos de menor uso que no es necesario mencionar por cuanto son del conocimiento de todos.

La Ciencia y la Procreación de la Materia Embrionaria

Los éxitos alcanzados por la ciencia en el campo de la biología y la microbiología (que se identifican con los postulados Septriónicos) como son la creación de células vivas a partir de una síntesis protéica (aminoácidos) y el mantenimiento de la vida celular de elementos procreativos humanos en probeta, en un ambiente artificial, durante cierto lapso de vida, nos permite no solamente aceptar que la vida embrionaria animal puede existir por medios anaturales, sino también la realidad de, que existan sin la participación "vital" de un espíritu, es decir, que está plenamente demostrado que la vida carnal se conforma independien-temente de las fuerzas energéticas del espíritu. Existe aún la creencia de que sin la participación del espíritu la vida celular animal no es posible, pero los hechos nos demuestran que el cuerpo no es más que el vehículo que utiliza el espíritu y que se constituyen ambos en unidad dual de funciones que le permite experimentar las vivencias terrestres. Una prueba más que la vida celular es independiente del alma o espíritu la tenemos en el hecho concreto de que después de la muerte (cuando el alma abandona el cuerpo) las células prosiguen su evolución de vidas sucesivas en otros estados animados sin que participe el espíritu en ellas.

El Proceso Embrionario y Fetal Según el Septrionismo

El ritmo menstrual de la mujer nos demuestra claramente tres etapas orgánicas que se distribuyen así: desde el primer día de la menstruación, contando hasta diez hay infertilidad. A partir del onceavo hasta el 21ºavo día hay fertilidad, y del 22ºavo al 28ºavo día nuevamente infertilidad. Suponiendo que los cónyuges tuvieran relación sexual en cualquiera de los día fértiles, que por lo general se considera entre catorce y 15 días antes de la menstruación, tendremos que el óvulo fecundado se constituirá en el huevo que, gracias al calor uterino, iniciará rápidamente el proceso embrionario. La ciencia no ha definido aún la duración del proceso embrionario y la fenomenología que hace de un embrión común el principio de un proceso fetal humano, que conlleva diferencias sui-generis con respecto al resto de los organismos embrionarios de otras especies animadas. El embrión humano más joven conocido hasta el momento es de 10 días de fecundación. A los veintiún días mide ya aprox. 4.5 mm. y es visible a simple vista. La ciencia no posee informes completos sobre el proceso inicial por no haber sido posible obtener embriones más jóvenes en buen estado. Es de vital importancia señalar que el conteo del proceso embrionario se efectúa a partir del día en que debía producirse la menstruación.

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En el Septrionismo, basándonos en estudios parapsicológicos y metafísicos, creemos que efectivamente hay una diferencia profunda entre el proceso embrionario y el proceso fetal. Sostenemos esta realidad basándonos en que el embrión deja de ser tal para constituirse en feto por la toma de posesión que hace el espíritu o alma del embrión. Es cierto que este proceso aún está sujeto a artículos de fe, pero estamos seguros que a no muy largo plazo, la ciencia estará en condiciones técnicas de poder comprobar toda esta fenomenología, gracias a las nuevas unidades de evaluación físico-químicas que se lograrán con el patrón de frecuencias vibratorias de cada cuerpo y de cada combinación de ellas, analizando las distintas reacciones bioquímicas del embrión y las distintas energías y modificaciones que se producen en el proceso fetal, inclusive diferenciándola de otras especies animales.

Para nosotros, el proceso del cambio del estado embrionario por el fetal se produce en la siguiente forma:

Una vez fecundado el óvulo por el espermatozoide, cuando penetra el segundo en la estructura del primero, se produce el desencadenamiento de reacciones físico-químicas que permitirán el desarrollo bioquímico del futuro ser. Toda existencia celular contiene estructuras atómicas (electrones, neutrones y protones) y por lo tanto dichas reacciones físico-químicas liberarán todas aquellas energías que exceden a sus necesidades biológicas.

Así, desde un principio la liberación de las energías electromagnéticas del proceso embrionario, se constituye en el centro gravitacional que atraerá, sincronizará y aprisionará a las energías astro-cósmicas del ente espiritual o alma, hasta conformar una unidad dual que sincronizará sus funciones, percepciones y emisiones por un campo de inducción electro-magnética de velocísimas frecuencias. Es conveniente aclarar que esta generación electro-magnética de los organismos celulares se denomina bioelectricidad, la que a su vez es una derivación de la conjunción energético-funcional de las energías cósmicas solares más la electricidad y magnetismo producidos por la tierra que, en su conjunto, se constituye en lo que se conoce comúnmente como energía atómica, y que, en los organismos celulares, se reproduce por reacción y fisión cosmi-físico-químicas.

La liberación energética del proceso embrionario se constituye así en el punto de atracción para el espíritu o alma, pero sólo aquel ente que sea compatible energéticamente podrá entrar en contacto con dicho proceso de vida. Cada proceso embrionario a su vez manifiesta en la liberación energética, frecuencias codificadas de sus características genético-hereditarias (cromosomas), que sólo encontrarán concordancia con una entidad energética afín con la que iniciará un proceso de sincronización inductivas.

La energía que libera el embrión es, sin embargo, insuficiente para dar inicio a la "encarnación", pero, cuando coincidiendo con la fecha en la que debía precipitarse la menstruación, el proceso embrionario se ve irrigado por el flujo sanguíneo rico en nutrientes evolutivos de sus mecanismos vitales, dicho embrión prosigue su metamorfosis eclosionando nuevos bioelementos que se integran a la biodinámica embrionaria, auspiciando un mayor potencial de liberación bioeléctrica, que, unida a las frecuencias auro-inductoras de la madre, atraen, precipitan y sincronizan las energías del espíritu o alma hasta cerrar el circuito básico de toma de contacto o toma de posesión del espíritu. Esta fusión del espíritu con el cuerpo embrionario -repetimos- se realiza por la acción de un campo de inducción electro-magnética de sincronización dual. A partir de este momento el proceso embrionario empieza a transmutarse, hasta concluir en el inicio del proceso fetal, a los veintiún días después de la irrigación sanguínea que se inició cuando debía haberse producido la menstruación. La posesión total del, espíritu sobre el embrión no llegará a producirse sino hasta el 21ºavo día de toma de contacto. Mientras no se haya fijado la concordancia energética plena de las frecuencias del espíritu con las del embrión, no puede decirse que se haya efectuado la "encarnación" del espíritu.
Sólo a partir del 21ºavo día de sincronización energética el embrión pasa a ser feto humano, que con el correr de los siete o nueve meses de gestación, nacerá lleno de vida para cumplir su misión en la tierra.

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La Ética del Ser y del No Ser

La cuestión de Ser está sujeta al don de poseer inteligencia, que es atributo del espíritu, antes que a la realidad funcional de la expresión racional del Ser, por cuanto esta expresión de su inteligencia está condicionada a la perfección o imperfección de su instrumento sensorio-cerebral, que el derecho ético del Ser no depende de las capacidades expresivas de su inteligencia, sino del hecho concreto de poseer un espíritu o alma.

El feto es Ser cuando deja de ser embrión y esto sólo sucede cuando se ha producido la posesión total del espíritu sobre la materia embrionaria.

Toda interrupción del proceso fetal es un atropello al derecho de Ser, de existir y de experimentar vivencias en pro de un conocimiento evolutivo de lo que es la naturaleza creadora de Eón de Inteligencia Eterna.

El no Ser está condicionado a su realidad de no poseer espíritu o alma, tal como sucede en el período primario del embrión antes de constituirse en feto, y como también sucede en los procesos de procreación embrionaria en probetas, e inclusive, en los casos en que utilizando óvulos o espermatozoides humanos se propicie su desarrollo embrionario y fetal fuera del claustro materno.

Conclusiones

Por lo expuesto, para los Septriónicos, la planificación familiar basándose en los distintos métodos de control de natalidad, son aceptados, aún cuando advertimos y censuramos los efectos colaterales, por ser tan iguales o peores en sus consecuencias para la sociedad que los demás flagelos conocidos.
Considerando precisamente estos efectos colaterales de los anticonceptivos, en nuestra doctrina es lícita la expulsión embrionaria, siempre y cuando se efectúe antes del 21ºavo día después de la fecha en que debía haberse precipitado la menstruación o también antes de los 35 días de haberse producido la fecundación, puesto que aún no existe el feto tal como éticamente lo consideramos. Es igual tiempo para varones como para mujeres. Pasado estos días es ABORTO y como tal, lo condenamos de acuerdo a las leyes establecidas por la moral y la ética de Ser.
Creemos, así mismo, que la expulsión embrionaria (que pueda denominarse imbrionaje) es menos nociva para el organismo femenino por cuanto no se alterarán sus funciones ováricas, evitándose las consecuentes neoplasias.
La ciencia es la llamada a desarrollar estos expulsivos embrionarios estudiando y preparando cápsulas o inyecciones a partir de la oxitoxina, la pituitrina y otras hormonas de efectos contráctiles de la matriz y el ovario, que a la vez que inhibirá los mecanismos mantenedores del proceso embrionario, cesando toda complicación funcional que pudiese perjudicar la salud de la mujer, expulsará al embrión como si se tratara de una menstruación retardada, La ciencia es la encargada de que a corto plazo el control de la natalidad sea una acción planificada con las leyes de la creación, con las necesidades sociales y con lo Dios que nos proporcionará la paz espiritual que aleje de nuestras mentes los perjuicios y sentimientos de culpabilidad que la ignorancia de la verdad nos ha hecho sufrir durante tantos siglos.
Autor Shikry Gama (1970)